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Mostrando entradas de septiembre 8, 2016

El Ingrediente Especial - Un relato inédito de ficción

I Describirles estos sucesos me hace sentir extremadamente feliz. Y es porque, al menos a mi parecer, fueron hechos extraordinarios. Papá había logrado crear un buen punto justo en las proximidades del Club Social. Ambos ofrecíamos, desde nuestro modesto camión ambulante, deliciosos churros azucarados. Nuestra clientela era básicamente todo ese público que por curiosidad nos ordenaba una bolsita para llevar. ¡Siempre volvían! Fabricar churros en realidad no posee mucha ciencia, pero mamá nos entregaba la masa que ella misma llamaba «especial» (y debía serlo) porque papá siempre lograba freírla íntegra, contemplando luego los rostros felices y plenos de niños, jóvenes y adultos por igual. Trabajábamos en horas de la tarde, cuidando coincidir con la merienda o un poquito más, hasta el anochecer. Papá era un hombre también especial. Cuando mamá murió nunca se comportó igual. En parte porque nunca descubrimos el secreto oculto en la receta, ni tampoco logramos que los churros fueran tan p...

Nelson Mandela: Palabra y Concordia - Un ejercicio literario en 100 palabras

En mi sueño, Mandela levantó sus ojos mirando al firmamento. Vio miles, millones de brillantes estrellas, «estrellas de David», esparcidas como puñados de sal, y sonrió. Sonrió con ternura y misericordia, ya que junto a todas esas bellas luces estelares estaba también, fulgurante y atrayente, la luna creciente, «el Hilal». Su trémula belleza, cual rostro de mujer islámica, solapada con el manto de la noche. Las estrellas y la luna; los hijos de David y el símbolo sagrado musulmán; dos pueblos representados en un mismo pacífico espacio, en un único universo creado por la mano de un mismo Dios. Escrito publicado originalmente el 30 de octubre de 2015 en: https://social.shorthand.com/AMambie/u21mA8nC23c/nelson-mandela-palabra-y-concordia

Fortaleza de Espíritu - La historia de un héroe verdadero

"No existen más que dos reglas para escribir: Tener algo que decir y decirlo."                                                                        Oscar Wilde (1854 – 1900) A Rodolfo lo recuerdo desde siempre. Si apenas ha cambiado algo con los años. Es de esos individuos que por su personalidad y condición diferente, destacan ante los demás, y sin querer, se ganan el apodo de "retardado" o “loco”, produciendo en algunas personas risas o comentarios indiscretos, por su modo particular de hablar y comportarse. De piel blanca, alto y delgado, cabellos lacios castaño oscuro al igual que sus ojos, su mirada siempre fue seria, desafiante, expresaba soledad con algo de frialdad entremezclada. Ha sido siempre vecino del sector donde nací y su presencia muy emblemática. Rodolfo sufría problem...