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Mostrando entradas de enero 28, 2014

Perfección Irreal

Sucedió el día que mis manos estaban atiborradas. Era la hora pico, seis y media de la tarde; llevaba una torta de cumpleaños embalada en una simple y endeble caja de cartón, como si fuera un par de zapatos. Resguardaba su frágil y cremoso contenido con ambas manos. De mi hombro derecho colgaba mi bolso con mis pertenencias, mientras en el brazo izquierdo se balanceaba de sus asas una bolsa con tres panes campesinos. Estas tres cosas eran suficientes para hacer mi travesía agobiante; iniciaba mi trayecto en un sistema metro repleto hasta más no poder. Caracas tiene dos momentos de gran afluencia: cuando amanece y la gente se dirige a sus trabajos, y cuando anochece y esas mismas personas, a la misma hora, regresan a sus hogares. Cualquier retraso ante tanta multitud, hacen del subterráneo una larga tortura para desplazarse, tanto en sus pasillos y escaleras, como en sus andenes y trenes. El calor era denso, sofocante, y comenzaba poco a poco a resentirse mis articula...