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Mostrando entradas de enero 19, 2017

¡Eureka!

  Se giró al escuchar el grito. Federica al principio creyó que moriría de un infarto, por lo súbito y sorpresivo, pero convivir todos esos años de trabajo culinario como asistente personal de Arquímedes, su excéntrico jefe, la llevaban a presentir que aquel alarido era una buena señal; un eureka en superlativo, o tal vez la manera más visceral y tosca de expresar su frustración. Lo que los ojos de Federica presenciaron, pareció suceder en fracciones de segundos. Sin embargo, dada su excelente capacidad de observación, cuidado en los detalles, y fundamentalmente, a su agudeza visual, pudo recrearlos como si hubiese ocurrido en cámara lenta. Arquímedes repetía uno de los procedimientos culinarios para lograr cumplir, el pedido más grande que aquel negocio delivery había alcanzado recibir. Las cuatro hornillas de la moderna cocina estaban encendidas, cada una tenía dispuesta a la temperatura perfecta, sendos budares; cada uno de 40 centímetros de diámetro. El ret...