Sorpresivamente, mi hija aborda a su mamá en presencia de su hermano mayor. “Mami, ¿qué tal me queda este maquillaje?...” Sin llegar ella a reaccionar y responderle, (recién ahora que inició la universidad, ha comenzado a usarlo esporádicamente y resulta una novedad para nosotros), nuestro hijo con picardía le contest a primero: “Normal. Nada especial”. Su mamá la anima y la elogia, diciéndole lo bien que luce, buscando además aliviar la posible reacción entre ellos. Mi hija se aleja, continúa arreglándose. A los pocos minutos, es ahora mi primogénito, quien con actitud ganadora y bromista, le consulta a su mamá: “¿Y qué te pareció mi amiguita nueva, la que te presenté ayer?...” Su mamá se voltea para responderle y repentinamente, en ese instante de silencio, mi hija expresa con tono gélido: “Normal. Nada especial”.
Lectura amena para degustar y quedar con ganas de más, alejada por completo de los convencionalismos, es creativa y libre, por lo tanto con estilo propio.