—¡Evik! ¡Evik! ¡La tero denove verdu! Exclamaba solemne, con voz profunda y grave, ante su libro de magia, Don Lafiroclo, un huraño y excéntrico hechicero, conocedor de antiguos hechizos curativos, potentes y efectivos. Su magia era muy poderosa y especial. Pocos sabían de su existencia debido a que, décadas atrás, un joven Lafiroclo, deseoso aprendiz de los secretos de la magia, había decidido resguardarse en lo profundo de un valle solitario, entre bosques y montañas, donde la madre naturaleza le había brindado refugio y sosiego para poder ensayar y lograr perfeccionar en soledad su arte. Durante décadas, Don Lafiroclo fue transcribiendo de su puño y letra, conjuros, hechizos y pociones mágicas a las páginas de un antiguo y ornamentado libro, que él mismo había empastado y preparado como corresponde, para resguardar todo su saber mágico aprendido. Hace muchas lunas, sus abuelos le habían enseñado de niño, la magia blanca; y sus padres de adolescente, la magia oscura. Don Lafi...
Lectura amena para degustar y quedar con ganas de más, alejada por completo de los convencionalismos, es creativa y libre, por lo tanto con estilo propio.