—¡No te lo vas a creer! ¡Acabo de probar un verdadero jamón navideño! —¿Sí?... ¡Cuéntame! ¿Uno de esos bien ricos, planchados, tipo Plumrose?... —¡Mucho mejor!... La bandejita que yo compro siempre, de jamón de pierna rebanado, para que rinda la corto por la mitad. (La bandeja es de anime con envoltorio plástico). Voy consumiendo una parte y la otra la guardo en el congelador… ¡Esta mañana al sacar la reserva, estaba completamente llena de escarcha! ¡Parecía recién llegada del polo norte!... —¡Eso no es probar un verdadero jamón navideño!... —Lo sé. Pero me hizo mucha ilusión poder prepararme con él un rico desayuno en paz, acompañado de mis dos hijos, justo hoy.
Lectura amena para degustar y quedar con ganas de más, alejada por completo de los convencionalismos, es creativa y libre, por lo tanto con estilo propio.