Muy recientemente, en mi convulsionado país Venezuela, hubo un serio apagón eléctrico, que afectó gravemente a toda su población, dejándonos sorpresivamente sin transporte público, agua, telefonía fija y móvil e Internet. Al llegar a casa me comentarían, luego de dos horas y media caminando desde mi oficina, que ese incidente ya lo habían solapadamente advertido en algunos canales de las redes sociales; fui quizás de los tantos citadinos a quien agarró desprevenido o desinformado, tanto del apagón como del maratón involuntario (10K aproximadamente), cuando casi daban las cinco de las tarde del día jueves 7 de marzo, la energía eléctrica se fue bruscamente, interrumpiendo al instante toda actividad laboral. La emergencia nacional se prolongó hasta el fin de semana, y el servicio eléctrico y las telecomunicaciones (al menos en la zona del oeste de Caracas donde vivo), se restablecieron paulatinamente y por etapas entre el sábado y el domingo, permitiendo a mi familia y a mi ente...
Lectura amena para degustar y quedar con ganas de más, alejada por completo de los convencionalismos, es creativa y libre, por lo tanto con estilo propio.